lunes, 28 de diciembre de 2015

La Pirekua: Patrimonio Mundial


URUAPAN 28/12/15
La Pirekua: Patrimonio Mundial
RED 113 MICHOACÁN/Lamberto HERNÁNDEZ MÉNDEZ
URUAPAN, Mich.- 28 de diciembre de 2015.- La pirekua es el canto que expresa el pensamiento, sentimiento y orgullo del pueblo purhépecha, donde los creadores (compositores) y los pirericha (intérpretes) manifiestan su talento y sus profundos sentimientos.
Los purhépecha han tomado plena conciencia y se sienten comprometidos más que nunca en rescatar, preservar y mantener viva su cultura, tras la nominación como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a finales del 2010 en la reunión de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en Nairobi, Kenia
Ante esto, deben desarrollarse proyectos que fortalezcan e impulsen la creatividad musical y las expresiones del arte popular, a través de acciones que aseguren la permanencia y armonía de la lengua, la música, los instrumentos y su vestuario típico.
Es importante conservar el repertorio musical para mantener vivo y actualizado el elemento pirekua, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad; establecer compromisos con los grupos culturales para identificarla, documentarla, protegerla, promoverla y revalorarla; y lo más importante: que la pirekua siga teniendo vigencia como un efectivo vínculo de diálogo, comunicación y unidad entre el pueblo purhépecha.
La Pirekua es una creación musical que se interpreta en lengua purhépecha, por hombres y mujeres, y que generalmente se transmite en forma oral, de generación en generación. En los últimos tiempos el contenido de algunas pirekuas incluye una segunda parte en castellano.
La letra de las composiciones expone diversas temáticas: el amor, la belleza y el cortejo a la mujer; la cotidianidad y las costumbres del pueblo; el pensamiento social y político de los pobladores; la remembranza de hechos históricos y la exposición de temas de carácter religioso. 
Como arte musical, se adapta al tiempo, espacio, instrumentos, circunstancias y temas; es una forma de expresión artística que contribuye al desarrollo social y cultural de las comunidades; contribuye a la preservación de los valores que alimentan la vida y dan forma a la cultura  purhépecha; constituye un efectivo vínculo de diálogo, comunicación y unidad entre los pobladores de las comunidades, y en los últimos tiempos se ha dado a conocer al mundo, a través de diferentes modalidades de difusión y eventos de carácter regional, nacional e internacional.
El origen pudiera ser con los primeros frailes a tierras michoacanas y dio inicio a la evangelización, para lo cual utilizaron como elementos didácticos la danza, el teatro, la música y el canto, los cuales les permitieron motivar a los naturales para adoptar la religión católica.
Los evangelizadores trajeron la música europea y otros instrumentos, como la trompeta, la flauta y el órgano, lo cual influyó en la música de los antiguos pobladores. Con el paso del tiempo, se fueron fusionando ambas culturas musicales y se creó un sincretismo entre los cantos religiosos europeos y la música prehispánica purhépecha.
En consecuencia, se cree que la pirekua es resultado de una combinación de ambas formas musicales: la prehispánica que utilizaba flautas, chirimías, ocarinas y la quringua; y la europea, con la música y los cantos religiosos que enseñaron los frailes en el siglo XVI, como lo reporta Basalenque con los cantos de los antiguos pueblos de San Juan  Parangaricutiro, San Pedro Zacán, San Felipe de los Herreros y San Francisco Corupo.
Néstor Dimas Huacuz afirma que en la región purhépecha aún es posible escuchar algunos cantos que datan del siglo XVI y XVII, con influencia de los misioneros franciscanos y agustinos, quienes desarrollaron una importante labor humanista y social en la zona. Señala también que tal vez existió un tipo de canto diferente al ceremonial, ya que diccionarios del siglo XVI contienen palabras en purhépecha como tzihuantza pirequa (canto del hombre) y pirequa ucunstani (hacer coplas). Estos cantos narraban acontecimientos y exaltaban las acciones heroicas de los guerreros llamados purhek´uticha.
Investigaciones del Colegio de Michoacán indican que el origen de los primeros grupos musicales purhépecha se remonta al año de 1540, época en que llegaron a este territorio los primeros misioneros agustinos, procedentes de la zona montañosa del estado de Guerrero. Al paso del tiempo, los frailes dejaron constancia de su trabajo evangelizador y musical en las poblaciones de Tiripetío, Tacámbaro, Santa Ana Tzirosto, San Pedro Tzacán, San Felipe de los Herreros y Tingambato.
Fray Sebastián Trasierra estableció en San Ana Tzirosto la Casa de Indios, donde capacitó a los naturales para la fabricación de dulces de alfeñique; en Peribani instituyó la manufactura de Xicalli (bateas) y en San Pedro Tzacán enseñó la música.
Hay versiones de que “el son nació en Michoacán”, con su lánguida y romántica armonía, dándole bríos los músicos tierracalenteños con el son abajeño, y al ser trasladado su ritmo por los comerciantes purhépecha se daría a conocer por el sureste jalisciense, señala José Fabián Ruiz.
El sonecito y la pirekua se han manejado como géneros emparentados, ya que poseen el mismo tempo y características rítmicas; la diferencia estriba justamente en que uno es instrumental y la otra es cantada, señala Cecilia Reynoso.
Generalmente la pirekua se canta de manera individual; en dueto o en trío o bien, en comparsa de grupos corales, orquesta de cuerdas y orquestas mixtas; sin embargo, en la actualidad también puede acompañarse de bandas de viento y hasta de banda sinfónica.
Un purhépecha, aunque se encuentre fuera de su territorio, en cualquier parte del país o del mundo, es capaz de reconocer e identificar una creación musical de su etnia; su estilo es inconfundible, por su forma, estructura rítmica, calidez y manera de expresar sus sentimientos.
El pueblo purhépecha del estado de Michoacán, tiene su asiento en una región de gran belleza natural, plena de historia, cultura y tradición, que en su cotidianidad manifiesta permanentemente su riqueza artística y cultural, donde la pirekua es un elemento musical de primer orden.
Según Néstor Dimas Huacuz, en 120 comunidades purhépecha existen compositores; pero en alrededor de 70 poblados existe el mayor número de creadores e intérpretes del canto.
Los creadores o compositores e intérpretes de la pirekua expresan en el canto sus sentimientos, pasiones y motivaciones; se refieren entre otros temas, al noviazgo, a la nostalgia, al fenómeno de la emigración y puede ser también un reconocimiento a personajes históricos o a fenómenos naturales como la erupción del Volcán Paricutín.
La palabra pireri significa “cantor” y pirericha “cantores” o intérpretes del canto
Los pirericha son quienes con su voz transmiten y reflejan el sentimiento y la pasión de la pirekua. Son artistas que tienen un gran ingenio y talento, no obstante que algunos de ellos son empíricos y autodidactas, pero portadores de inspiración, constancia y calidad; otros más cuentan con herramientas y técnicas producto de una sólida formación profesional en la academia y en los conservatorios musicales de México y del extranjero. Pero en todos ellos prevalece un común denominador: la pasión, el sentido de pertenencia y el profundo orgullo por sus raíces y sus valores artístico-musicales.
Las nuevas generaciones escuchan cotidianamente otros tipos y ritmos musicales producto del fenómeno de la aculturación y de otros factores de la modernidad que han ido inhibiendo paulatinamente las manifestaciones artísticas del pueblo purhépecha, lo cual pone en riesgo que desaparezca y se olvide nuestra música.
El compromiso es el de rescatar, preservar y fortalecer el arte musical purhépecha y, en especial la pirekua, esfuerzos que por años han realizado los propios habitantes por conservar sus tradiciones. El orgullo que sentimos los purhépecha por la cultura es una característica peculiar, el de mostrar las raíces, valores, tradiciones y los sentimientos.
Los concursos y festivales de las comunidades tienen como objetivo preservar el patrimonio cultural musical del pueblo purhépecha.
Estos eventos artísticos culturales en las comunidades, son una muestra de los esfuerzos de las comunidades para salvaguardar a la pirekua como patrimonio cultural intangible y lograr que trascienda más allá de la región y se conozca y admire en todo el estado, en el país y en el mundo.
En la historia del pueblo purhépecha han destacado reconocidos compositores y directores de grupos musicales y bandas de aliento, que han dado prestigio al arte musical de Michoacán. En diferentes comunidades han surgido creadores cuya sensibilidad, inspiración y talento han permitido forjar inmortales pirekuas, sones y abajeños plenos de sentimiento, ternura y pasión.
Los siguientes son algunos ejemplos de comunidades, creadores y obras históricas que han dado prestigio a la música purhrépecha y, en especial, a la pirekua:
En Zacán, municipio de Los Reyes, sobresalen los siguientes compositores: Domingo Ramos (“Flor de Canela”); Juan Méndez Medina y Uriel Bravo (“Josefinita”); Vicente Méndez Medina (“Magnolia”, “Lindo Color” y “Dieciocho de octubre”); Jesús Chávez Valencia (“Charandita” y “Nendiskita”); Bruno Chávez Valencia (“Piedritas” y “Muchacha Tarasca”); Silvino Chávez Méndez (“Cara de Pingo”, con letra de Rafael Trinidad Bartolo); J. Santos Campos Aguilera, (“Aretes de Oro” y “A media Noche”),                        Lambertino Campos Chávez (“Cerrito de Zacán” y “Tzetzángari”).
En San Lorenzo, municipio de Uruapan, Tatá Juan Victoriano Cira es célebre por sus múltiples creaciones: “Male Rosita”, “Lindo México”, “Flor de Dalia”, “Sebastianita”, “Elvirita” y “Male Crucita”.
En Angahuan, municipio de Uruapan, también hay prolíficos compositores como Jacinto Bravo Gómez (“Lápiz y Cuaderno”), Jacinto Rita (“Clavel Blanco” y “Tu Decisión”), Jenaro Rita Bravo (“Pauani Pauani”). De este lugar también es la pirekua “¡Ah qué tiempo Aquél ¡”.
De Paracho son evocados los antiguos compositores Aristeo Martínez (“Recuerdos”), Estanislao Villafán (“Alma Tarasca”) y Emilio Valerio (“Teresita”).
De Sevina, municipio de Nahuatzen, son representativos los autores Felipe Jacobo Martínez (“Flor de la Sierra” y “Celia”), José Cruz Jacobo (“Amelia”, “Tsipini Tsipini” y “Triunfo de Leco”)
De Turícuaro, municipio de Nahuatzen es el talentoso compositor Vicente Teodoro Lemus (“La Reina de los Juaquiniquiles”, “Mi Vecinita” y “”Reginita”).
De Tingambato, pueblo sobresaliente por su gran cantidad de bandas de aliento, tenemos a Eliseo Cortés Hernández, ( “Verdaderos Amigos”, “Dulce Chirimoya”, “El Quince de Mayo”, “La Magia del Amor” y “La Feria del Geranio”); y Salvador Próspero Román (“Juachiti Pachita”).
En Charapan, Nabor Hernández es autor de Juchá Tariperani (“Nosotros los Tres”)
En San Felipe de los Herreros, Salvador Ramírez Vargas compuso la sentida pirekua “Lupita”.
De Patamban es oriundo Daniel Plancarte, quien inmortalizó el popular “Arriba Pichátaro”.
Compositores de la Cañada de los Once Pueblos son: Francisco Granados Domínguez (“Los Once Pueblos”, “Suspiros” y “Celia”); Julio Granados Ascencio (“Yuri”, “Perlita” y “El de Ichán”) y Argimiro Ascencio Francisco (“Cara Bonita” y “La de la Trenza Chueca”).
Finalmente se reportan algunas pirekuas que tienen renombre y han alcanzado popularidad, aunque no se conoce su autoría: “Male Severiana”, “Male Francisquita”, “Consuelito”, “Adiós, Adiós” “Norteamerica”, “Male Betulia” y “Locoi Urapeti”.
El canto de la música purhépecha ha sido objeto de reconocimiento internacional, ya que grupos de michoacanos se han presentado con éxito en diversos foros.
Uno de ellos, de una calidad indiscutible es el grupo Erandi (amanecer), de los hermanos Bautista, de Paracho, cuyo director Javier Bautista Ramírez tiene estudios  de Maestría en Violín y Música de Cámara en la Universidad Internacional de París, Francia. Los Erandi han tenido exitosas presentaciones en 48 ciudades de Europa, Asia, América del Norte y Sudamérica. En la República Popular China actuaron ante el Primer Ministro Chuen Lai. También de Paracho es originario el Grupo P´urhembe que encabeza su director, el maestro Francisco Bautista Ramírez y su familia.
En Zacán sobresalen dos grupos de pireris que también han traspasado las fronteras: El Dueto Zacán, que ha tenido actuaciones importantes en Estados Unidos, Europa, Centroamérica y Sudamérica; y el grupo Tumbiecha, que ha sido embajador de la pirekua en varias ciudades de Europa, África, Estados Unidos y Sudamérica.
Otros grupos sobresalientes de pireris son los Jilgueros de Tarecuato, el Dueto Sierra Galván de Charapan; Los Chapas, de Comachuén de Nahuatzen; Los Rayos del Sol de Angahuan, y un grupo de antaño que grabó varios discos de pirekuas fue el de las Hermanas Pulido de Uruapan.
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