miércoles, 18 de junio de 2025

Crónica| Funerales de Martha Laura Mendoza: el adiós a una alcaldesa entre lágrimas, silencio y miedo

 

TEPACALTEPEC 18/06/25

 

Crónica| Funerales de Martha Laura Mendoza: el adiós a una alcaldesa entre lágrimas, silencio y miedo

 


RED 113 MICHOACÁN/Redacción

 

Tepacatepec, Mich.- 18 de junio de 2025.- Tepalcatepec no habló. Lloró. Se cubrió de luto y avanzó en procesión con los labios apretados, mientras el calor seco de la Tierra Caliente y la violencia que no da tregua, sellaban con dolor el adiós a Martha Laura Mendoza Mendoza, la presidenta municipal asesinada apenas un día antes en el centro de su propio pueblo.

 

La tarde de este miércoles, en punto de las tres, los rostros conocidos: regidores, trabajadores del Ayuntamiento, comerciantes, vecinos, comenzaron a llenar el sitio de despedida de la munícipe. Hubo música y palabras de adiós, con evidente dolor, mientras los féretros de Martha Laura y su esposo Ulises Sánchez Ochoa estaban rodeados de escoltas con los rostros endurecidos. Luego, les colocaron la Bandera de México.

 

El homenaje póstumo estuvo lleno de su gente,  la de esa tierra que la vio nacer y morir. Algunos asistentes no podían evitar sollozar al ver el ataúd donde descansaba la mujer que, hasta hace unas horas, representaba la autoridad civil más alta en uno de los municipios más convulsos del estado. La misma a la que emboscaron a plena luz del día frente a una clínica, junto a su esposo, sin que nadie ni su escolta, pudieran evitarlo.

 

La misa de cuerpo presente se celebró en la iglesia de San Francisco. Ahí, el silencio fue más denso. Las bancas se llenaron de familias completas, todos apretados en una mezcla de fe, rabia y resignación.

 

El sacerdote pidió orar por la paz, por el alma de los difuntos y por la protección de los vivos, en especial de quienes “llevan en sus hombros la responsabilidad del servicio público en estas tierras donde ser autoridad es jugarse la vida”.

 

Afuera, los elementos del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional custodiaban discretamente los accesos. No eran parte del rito, pero su presencia era parte del paisaje. En Tepalcatepec ya nadie baja la guardia, ni siquiera en los funerales.

 

El cortejo avanzó después por las calles polvosas del municipio, envuelto en un sol hiriente y el eco de murmullos que hablaban del miedo: del crimen que sacudió a la presidenta, de los grupos que pelean la plaza, de los "Naranjos", del "Abuelo", de las fracturas internas del cártel que nació aquí mismo.

 

Pocos querían hablar frente a un micrófono. Una señora mayor, con los ojos llorosos, dijo sin mirar: “Esto no fue un asalto ni un pleito cualquiera. Aquí matan a los que estorban. Y todos lo sabemos”.

 

Los rumores sobre el parentesco de Martha Laura con uno de los jefes criminales más conocidos de la región, y la hipótesis de que su ejecución haya sido parte de una pugna interna, se repiten en voz baja, en tiendas, en taxis, en las esquinas. Pero en público, silencio. El mismo que se apoderó del acto fúnebre y que ni la misa logró disipar.

 

Tepalcatepec se despidió de su presidenta con el corazón apretado y la incertidumbre encendida. En esta parte de Michoacán, los funerales de alcaldes ya no son excepcionales, sino señales de una guerra sin fin que ha convertido el poder local en una ruleta rusa. Hoy fue Martha Laura. Mañana, nadie lo sabe. Pero en este pueblo, donde la violencia decide más que el voto, todos caminan con el presentimiento de que el siguiente disparo puede ser para cualquiera.

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