ZINAPECUARO 26/07/2025
Crónica | “El sueño se apagó”, Huajúmbaro despide con lágrimas al migrante Jaime Alanís
RED 113 MICHOACÁN/Redacción
Zinapécuaro,
Mich.-25 de junio de 2021.- La tristeza se
sintió profunda entre las calles de tierra y casas de madera en Huajúmbaro de
Guadalupe, una pequeña comunidad de Zinapécuaro, donde se vivió uno de los
momentos más dolorosos para una familia que, como muchas en Michoacán, vio
partir a uno de los suyos en busca del llamado “sueño americano”. Hoy, ese
sueño terminó convertido en un ataúd.
Jaime Alanís, originario
de este rincón de Michoacán, regresó finalmente a su tierra, pero no como
hubiera querido. Su cuerpo, cubierto con una sábana blanca y resguardado por
una carroza fúnebre, fue recibido entre lágrimas, silencios largos y un
profundo respeto por parte de vecinos, amigos y familiares que se resistían a aceptar
su partida.
El féretro llegó después
de un largo trayecto que comenzó en el aeropuerto de Guadalajara, donde el
personal de la Secretaría del Migrante y sus seres queridos realizaron los
trámites para repatriar su cuerpo. Desde ahí, comenzó el viaje final hacia
Michoacán, cruzando carreteras estrechas hasta alcanzar el corazón del pueblo
que lo vio crecer.
En una casa humilde,
construida con tablas y láminas, lo esperaban su esposa e hija. No hubo
palabras para los medios, sólo el dolor mudo de quien pierde al padre, al
esposo, al hijo. Un altar improvisado con flores de papel y veladoras rodeaba
el féretro mientras vecinos comenzaban a llegar para velarlo, acompañando a la
familia con café caliente, pan y abrazos sinceros.
La historia de Jaime, como
la de muchos migrantes mexicanos, terminó en tragedia. El pasado 12 de julio,
perdió la vida en un hospital del condado de Ventura, California, tras una
caída mientras intentaba escapar de un operativo migratorio en un invernadero
donde trabajaba. Sufrió graves lesiones en el cráneo, cuello y una arteria
cerebral. Siete compañeros más también resultaron heridos.
La comunidad no sólo
lloró a Jaime, también lo convirtió en símbolo. En él se reflejaron los rostros
de miles que cruzan la frontera con la esperanza de un futuro mejor y que, como
él, arriesgan todo. El sueño de Jaime se apagó en suelo extranjero, pero su
memoria ahora habita entre las montañas de su pueblo, donde su gente lo llora,
lo honra y lo despide con amor.
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