viernes, 8 de agosto de 2025

Siete principios, una visión: el cooperativismo como camino colectivo

 Siete principios, una visión: el cooperativismo como camino colectivo



Por: Alejandro Martínez Castañeda


En un mundo marcado por la desigualdad, la concentración de la riqueza y la crisis ambiental, el modelo cooperativista resurge como una alternativa económica centrada en las personas y no en el capital. En el centro de este modelo están los siete principios universales del cooperativismo, reconocidos a nivel mundial como la base ética y operativa de las cooperativas.


Formulados por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), estos principios representan una propuesta concreta para transformar la economía desde valores como la democracia, la equidad y la sostenibilidad.


A diferencia de los modelos empresariales tradicionales, las cooperativas buscan satisfacer necesidades colectivas más que maximizar ganancias. Sus miembros son, al mismo tiempo, dueños y beneficiarios de la organización. En este sentido, los principios actúan como una guía ética global, adaptable a distintas culturas y sectores productivos.


Los siete principios universales del cooperativismo son:

1. Adhesión voluntaria y abierta. Las cooperativas están abiertas a todas las personas dispuestas a aceptar las responsabilidades de la membresía, sin discriminación de género, raza, clase social o religión.

2. Control democrático por sus miembros. Cada socio tiene voz y voto, sin importar su aportación económica. La democracia interna es un rasgo esencial que fortalece la participación ciudadana.

3. Participación económica de los miembros. Los excedentes se distribuyen equitativamente o se reinvierten en beneficio común, fortaleciendo la autonomía y el desarrollo sostenible de la organización.

4. Autonomía e independencia. Las cooperativas son organizaciones autónomas, controladas por sus miembros, lo que permite mantener su identidad frente a intereses externos.

5. Educación, formación e información. Se promueve la formación continua de los socios y trabajadores, fortaleciendo la toma de decisiones informada y el empoderamiento comunitario.

6. Cooperación entre cooperativas. Las cooperativas trabajan juntas a nivel local, nacional e internacional para fortalecer el movimiento y generar redes de solidaridad económica.

7. Compromiso con la comunidad. Las cooperativas tienen una responsabilidad activa con el desarrollo local, impulsando proyectos sociales, culturales y ambientales.


Tales principios no son meras directrices; son un marco ético que guía a más de 1,200 millones de personas en 3 millones de cooperativas alrededor del mundo, según datos de la ACI. Desde la producción agrícola en África hasta las cooperativas de vivienda en Europa, estos principios han demostrado su capacidad para generar resiliencia económica, promover la igualdad y enfrentar desafíos globales como el cambio climático y la desigualdad social. 


Los principios cooperativos ofrecen una filosofía de vida colectiva, donde el bienestar individual está ligado al bienestar del grupo. En un tiempo donde la desconfianza en las instituciones y el individualismo crecen, las cooperativas reafirman que otra forma de organizar la economía —más justa, participativa y solidaria— es posible.


Organismos internacionales como la ONU y la OIT han reconocido el cooperativismo como una herramienta clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente en temas de trabajo digno, equidad de género, reducción de desigualdades y acción climática.


En América Latina, África y Europa, el cooperativismo no solo es una forma de organización productiva, sino también una estrategia de resistencia económica y autonomía comunitaria, especialmente en zonas rurales y contextos de exclusión financiera. En definitiva, el cooperativismo ofrece soluciones viables a los problemas estructurales que ha generado el neoliberalismo a escala planetaria.

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