Palacio Huitzimengari: historia viva de Pátzcuaro
Redacción
Pátzcuaro, Michoacán, 21 de octubre de 2025.-En el corazón del centro histórico de Pátzcuaro, frente a la Plaza Vasco de Quiroga, se levanta una de las construcciones más emblemáticas y llenas de historia de la región purépecha: el Palacio Huitzimengari. Este edificio, de muros anchos y sobria elegancia virreinal, es un testimonio vivo del encuentro entre dos mundos: el legado indígena y la arquitectura colonial.
Su nombre honra a Antonio Huitziméngari, hijo del último cazonci purépecha, Tzintzicha Tangaxoan II, quien gobernaba el señorío de Tzintzuntzan a la llegada de los españoles. Tras la conquista, Huitziméngari fue bautizado y educado bajo la tutela de Vasco de Quiroga, con quien mantuvo una estrecha relación de respeto y colaboración. Se convirtió en un puente entre las culturas, promoviendo el aprendizaje, la organización social y la preservación de los valores purépechas dentro del nuevo orden colonial.
El palacio que lleva su nombre fue su residencia en el siglo XVI, y se considera uno de los primeros edificios civiles construidos en Pátzcuaro durante el periodo virreinal. Su arquitectura combina elementos indígenas y europeos, con muros de cantera rojiza, patios interiores, amplios corredores y balcones de madera tallada que conservan el estilo tradicional de la zona lacustre michoacana.
A lo largo de los siglos, el Palacio Huitzimengari ha tenido diversos usos: residencia familiar, sede administrativa y, en tiempos más recientes, espacio cultural y museo, donde se resguarda parte del patrimonio histórico y artístico de Pátzcuaro. En su interior pueden apreciarse piezas que evocan la historia del pueblo purépecha y la transformación social que vivió la región durante el virreinato.
Funciona como un centro artesanal gestionado por una cooperativa de la ribera del lago de Pátzcuaro. En su interior, los visitantes pueden encontrar y comprar una variedad de productos tradicionales de la cultura purépecha, incluyendo piezas de madera, alfarería, cestería y artículos lacados.
Hoy, el edificio sigue siendo símbolo de identidad y orgullo para los habitantes de Pátzcuaro. Su historia recuerda que el diálogo entre culturas puede generar belleza, conocimiento y resiliencia. El Palacio Huitzimengari no es solo una construcción antigua: es un espejo del pasado que continúa iluminando la memoria colectiva de Michoacán.