miércoles, 31 de diciembre de 2025

Entre obras y voluntad pública, el Lago de Pátzcuaro empieza a recuperar esperanza

 Entre obras y voluntad pública, el Lago de Pátzcuaro empieza a recuperar esperanza



Alejandro Martínez Castañeda


Pátzcuaro, Michoacán, 31 de diciembre de 2025.- El rescate del Lago de Pátzcuaro no es una historia que haya comenzado de la noche a la mañana ni una promesa surgida al calor de un solo año. Es un proceso largo, necesario y aún inconcluso. Sin embargo, 2025 quedará registrado como el año en que los esfuerzos dispersos comenzaron a ordenarse y a tomar forma estructural, convirtiendo la preocupación histórica por el lago en acciones de mayor alcance.


Desde años anteriores, comunidades ribereñas y autoridades federales, estatales y municipales, habían emprendido trabajos de limpieza de canales, rehabilitación de manantiales y recuperación de zonas degradadas de la cuenca. Esos esfuerzos, muchas veces silenciosos y sostenidos por la participación comunitaria, evitaron que el deterioro avanzara aún más. Pero fue en 2025 cuando el Estado decidió intervenir con mayor contundencia, articulando inversión federal, planeación técnica y una visión integral de largo plazo.


El más visible de esos pasos fue el arranque de obras de saneamiento de las plantas tratadoras de agua de San Pedrito, Las Garzas y Janitzio, con una inversión federal histórica de 147 millones de pesos en el marco del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia. La rehabilitación y ampliación de estas tres infraestructuras —coordinada entre la Conagua y el Gobierno de Michoacán— permitirá incrementar en más de 400% la cantidad de agua tratada que retornará al lago, pasando de 33.18 a aproximadamente 177 litros por segundo para beneficio de más de 63 mil habitantes de la cuenca.


Estas acciones no surgen de la nada: son parte de una estrategia integral, que en meses anteriores ya había sido delineada por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, al enviar a la federación una propuesta de atención integral para la conservación del lago, que incluye infraestructura, restauración y mantenimiento de suelos en la cuenca hasta 2030.


A la par, durante 2025 se reforzaron las acciones de restauración ambiental en la cuenca: la recuperación de decenas de manantiales, la rehabilitación de suelos y la reforestación de cientos de hectáreas evidenciaron que el rescate del lago no puede limitarse al espejo de agua, sino que debe atender todo el territorio que lo alimenta y lo sostiene.


Más allá de cifras y obras, el valor de 2025 radica en algo más profundo: el lago volvió al centro de la agenda pública. Regresó a los titulares, a las discusiones comunitarias y a las decisiones presupuestales. Volvió a ser entendido no solo como paisaje, sino como fuente de vida, memoria y cultura para miles de personas.

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