LÁZARO
CÁRDENAS 20/12/2025
Héroe del oleaje; rescata a su amiga y desaparece en el Pacífico
RED 113
MICHOACÁN/Redacción
Lázaro
Cárdenas/Zihuatanejo.-20 de diciembre de 2025.- El llamado llegó desde el mar,
como suelen llegar las malas noticias, entrecortado por la radio, con la voz
tensa de pescadores que no buscaban peces sino respuestas. A tres millas
náuticas frente a la zona hotelera de Ixtapa Zihuatanejo, el oleaje mecía algo
que no pertenecía al paisaje azul. Era un cuerpo humano, ya vencido por el
tiempo y la sal.
Los
elementos de la Armada de México zarparon de inmediato. Al aproximarse,
confirmaron lo inevitable, una persona sin vida flotaba en el agua, en avanzado
estado de descomposición. El mar, ese mismo que semanas atrás fue escenario de
un acto de valentía, ahora devolvía un silencio pesado. El cuerpo fue asegurado
y trasladado al muelle principal, donde personal del Servicio Médico Forense ya
aguardaba, con la sobriedad que exigen las tragedias repetidas.
Pronto,
los murmullos comenzaron a tomar forma. De manera extraoficial, las
características coincidían con las de un adolescente de 16 años, desaparecido
desde finales de noviembre en Playa Jardín, en el puerto de Lázaro Cárdenas,
Michoacán. Su nombre: Jesús M., estudiante del CETIS 34. El mismo joven que,
según testigos, no dudó ni un segundo en lanzarse al mar para rescatar a su
amiga cuando las corrientes comenzaron a arrastrarla.
Aquella
tarde del 22 de noviembre, el mar parecía tranquilo, pero traicionero. Evelyn
H. ingresó al agua y pronto perdió estabilidad; el oleaje la superó. Jesús
corrió, se metió al mar y logró lo imposible, acercarla a la orilla y ponerla a
salvo. Ella salió con vida. Él no. La corriente lo tomó como rehén y lo perdió
entre las olas ante la mirada impotente de bañistas, rescatistas y amigos.
Durante
las primeras 24 horas, la esperanza sostuvo a todos. Guardia Civil, Protección
Civil, Secretaría de Marina, pescadores y voluntarios desplegaron un operativo
sin descanso. Drones surcaron el cielo, embarcaciones peinaron la costa, y ojos
cansados buscaron una señal entre la espuma. Los días pasaron. La búsqueda se
extendió de Michoacán hacia Guerrero. El mar guardó silencio.
Hasta
ahora.
Especialistas
señalan que las corrientes del Pacífico pueden arrastrar cuerpos cientos de
kilómetros, sin rumbo aparente, hasta devolverlos lejos del punto donde todo
comenzó. Por eso, el hallazgo en Ixtapa no resulta imposible, aunque sí
devastador. Serán los peritos y forenses quienes determinen con precisión la
identidad, las causas y el tiempo del deceso. La confirmación oficial aún está
pendiente, y con ella, el golpe final para una familia y una comunidad entera.
Mientras
tanto, en Lázaro Cárdenas, el nombre de Jesús sigue pronunciándose con respeto.
No como una cifra más en la estadística de accidentes marítimos, sino como el
de un joven que eligió salvar a alguien más, aun cuando el precio fuera su
propia vida. El mar no avisa, no perdona, pero a veces, solo a veces, devuelve
historias que merecen ser contadas.
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