MORELIA 31/12/20
Columna Órbita: El colapso
RED 113/Por Patricia Padrón
Morelia, Mich.- 31 de diciembre de 2020.- El
esfuerzo, trabajo, estrategia, recursos y entrega destinados durante 10 meses
por el Gobierno del Estado para contener la epidemia de COVID-19 podría irse a
la basura en las próximas horas debido a la irresponsabilidad social.
La calle este día último del año está llena, como si
no anduviera suelto un virus que puede ser letal; si el preservar la vida no es
motivo suficiente para quedarse en casa, no hay medida gubernamental que
alcance, poco se puede hacer, prefieren salir a comprar ropa, vino y cosas que
esencialmente no son necesarias a resguardarse bajo la premisa de que “no me va
a pasar nada”.
Y si, la estadística marca que quienes menos mueren
son los jóvenes y sanos, pero son ellos quienes contagian a los padres, madres,
abuelas y a abuelos que caen en complicaciones que les cuestan la vida.
Es sumamente triste ver como si la vida en este
momento se tratara de competencias, por un lado, todos quienes trabajan en el
área de la salud, aguantando estoicamente los embates de la epidemia, cansados
pero conscientes de que les toca tratar de salvar las más vidas posibles.
Por el otro, la sociedad irresponsable, pareciendo
desafiar al sistema hospitalario, buscando los resquicios para seguir poniendo
su vida en riesgo, para ejemplo un botón, se canceló el paso vehicular al
primer cuadro de la ciudad, ha pues a disfrutarlo como si lo hubieran
peatonalizado, atiborrando la Madero.
Reconocimiento y fuerza a todos quienes combaten la
epidemia, y digo todos, porque no solo es el valioso conocimiento médico,
paramédico y de enfermería, al enfermo hay que alimentarlo, mantener limpio su
espacio, garantizar los suministros de gases medicinales, medicamentos, insumos
y el correcto funcionamiento de los equipos, y la que sale a dar informes es la
trabajadora social, es un ejército.
Al final, nada les parece y tampoco nada quieren
acatar, entonces, sin exigencias al llegar a los hospitales porque hay fila
para entrar y todo es un proceso, espere, así como espero horas para entrar a
un establecimiento no esencial.
Me queda claro que no van a entender hasta que la
muerte sea en su casa, cuando quien esté tirado en el suelo llorando a grito
abierto por el dolor de saber la muerte de su familiar sea el mismo
inconsciente que se la pasó en fiestas y bares.
Nada de que mi paciente llegó bien y me lo mataron, a su paciente lo mató su necedad.