MORELIA 05/08/25
Crónica| El regreso de los impunes, la sombra que se reinstala en la Policía de Morelia
RED 113 MICHOACÁN/Redacción
Morelia, Mich.- 5 de agosto de 2025.- La memoria institucional tiene fugas. Algunas
veces, esas grietas se llenan con corrupción, otras con olvido voluntario. En
Morelia, la corporación que debería ser el escudo de la ciudadanía parece estar
abriendo las puertas, otra vez, a los que alguna vez traicionaron su deber.
Esta no es una historia de redención, sino de impunidad disfrazada de
reincorporación.
Hace apenas unos meses,
Cristian Yovany Méndez Sánchez fue destituido de la Policía de Morelia junto
con su compañero José Antonio Soto García, luego de que cámaras de
videovigilancia los captaran sustrayendo un arma de fuego en un operativo.
El hecho no fue menor, se
trataba de una violación flagrante de su deber, una traición al uniforme, que
fue sancionada por la entonces administración del ex comisionado Alejandro
Cussi. Parecía un caso cerrado, un acto ejemplarizante dentro de una
institución que busca recomponer su imagen. Pero la historia no terminó ahí.
Antes de lo anterior, en
diciembre de 2024, el propio Ayuntamiento de Morelia, con bombos y platillos,
le entregó a Yovany Méndez el título de “Policía del Año” y un cheque por 100
mil pesos. Un galardón que hoy huele a ironía, si no es que a complicidad.
Pero los antecedentes de
Méndez Sánchez no se detienen en el robo de un arma. Años atrás, protagonizó un
incidente aún más indignante: atropelló a su compañera de corporación,
Jaqueline, quien en ese entonces era parte del equipo ciclista. El hecho
ocurrió en la base conocida como “Cantera”, en el Centro Histórico.
La lesionada quedó con
secuelas físicas permanentes, y lejos de asumir la responsabilidad, Yovany,
según testimonios internos, orquestó junto con otros elementos una mentira que
pasmó cualquier intento de justicia. Llevaron a la joven a un hospital
diciéndole que se había caído sola. Así, lograron archivar el caso y evadir las
consecuencias. Hasta hoy, Jaqueline vive con discapacidad, sin reparación del
daño, sin justicia.
La pregunta que flota en
el aire, como una nube tóxica, es ¿por qué están de regreso estos malos
policías? Apenas hace un mes, ambos fueron reincorporados a la corporación
municipal. Uno de ellos ha sido asignado al Grupo Táctico y otro al Sector
Revolución, zonas clave en las operaciones de seguridad de la ciudad. Como si
su historial no existiera, como si la memoria institucional hubiera sido
borrada por decreto o conveniencia.
La gravedad no se limita
a sus antecedentes documentados. Al interior de la corporación, tanto Méndez
como Soto son señalados por presuntos actos de extorsión contra civiles, abusos
de poder y otros hechos que, aunque no han sido oficialmente sancionados, son
vox populi entre los mandos medios y operativos. Pero aún así, portan arma,
placa y autoridad.
Esta reincorporación no
es un error administrativo. Es una decisión que, en los hechos, manda un
mensaje demoledor: la Policía de Morelia no sólo tolera la corrupción sino que
la premia. El regreso de estos elementos, con antecedentes tan cuestionables,
representa una afrenta directa a los ciudadanos, a los policías honestos y a
las víctimas que nunca vieron justicia.
Hoy, mientras patrullan
las calles, los mismos que alguna vez defraudaron la confianza pública, cabe
preguntarse ¿quién cuida de la ciudadanía cuando los que deberían protegerla
son los mismos que la vulneran?
Porque cuando la
impunidad se viste de uniforme, el verdadero peligro no está en las calles,
está dentro de las propias filas y la población expuesta, a merced de quienes
delinquen con placa y arma.